viernes, 24 de abril de 2009

Soneto: XLII INCREDULIDAD Y FÉ de Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno

Salmo XLII 2. - Exodo XXXIII 20.-
Marc. IX, 25. -Maro. IX 24.

Sed de Dios tiene mi alma, de Dios vivo:
conviértemela, Cristo, en limpio aljibe
que la graciosa lluvia en sí recibe
de la fé. Me contento si pasivo

una gotica de sus aguas libo
aunque en el mar de hundirme se me prive
pues quien mi rostro ve —dice— no vive
y en esa gota mi salud estribo.

Hiéreme frente y pecho el sol desnudo
del terrible saber que sed no muda;
no bebo agua de vida, pero sudo.


y me amarga el sudor, el de la duda,
sácame, Cristo, este espíritu mudo,
creo, tú á mi incredulidad ayuda.